miércoles, 6 de enero de 2016

El Silencio

Comienzo el año nuevo 2016 hibernando en la cueva de mi memoria, congelada y sin ganas de nada. No sé, sé que no estoy siendo justa con los míos porque hacen todo lo posible para que sonría, pero dentro de mí hay un silencio incómodo. Desde que me hice tres preguntas me he dado cuenta de lo poco ilusionada que estoy con todo ahora.

No me malinterpretéis, esto no lo digo como preludio de un suicidio pero cuando algo te destroza por dentro hay que hacer algo, para empezar, decirlo. Tengo muchas cosas en mi vida que agradecer, mucho camino hecho, tormentas pasadas, muchas batallas perdidas y otras ganadas. Sin embargo, tengo que decirlo abiertamente. No soy feliz. No estoy haciendo lo que quiero y no sé qué es lo que quiero. Ya no lo sé. No es justo que lo diga, sé que no es verdad, pero me siento sola. Me he perdido completamente a mí misma, ya no sé si yo soy yo o si soy un remiendo de lo que fui. He leído en varias webs de Psicología que lo primero que hay que hacer es desahogarse. Lo peor de esta tristeza es que me siento incapaz de compartirla personalmente y lo estoy haciendo aquí porque sé que este blog no lo lee nadie. Lo hago porque no quiero molestar a nadie, ni cargar a nadie con mis mierdas, ni siquiera sabría empezar esa conversación.

Hay un montón de dolor dentro de mí hecho un desorden, es como un vertedero de basura, la basura es lo que tiene...la puedes ocultar, pero acaba saliendo porque huele mal. Pues eso es lo que me está pasando. Hoy día de Reyes tenía que reventar, no he podido más.

Y me espera un comienzo de 2016 muy movido, tengo que hacer un gran esfuerzo a pesar de todo. Pero lo bueno de estar vacía...es que puedes empezar a llenarte de otras cosas.