viernes, 16 de noviembre de 2012

Del invierno a la primavera...

Hoy me ha sucedido algo inesperado. Algo que temía desde hace mucho tiempo....

....un reencuentro....

Lo malo y lo bueno que tiene el Facebook es la misma cosa. Que cualquiera puede ponerse en contacto contigo solo buscando tu nombre y tus apellidos. Para personas como yo, que huyen de su pasado, es aterrador.

Lo cierto es que me hice una cuenta alternativa con mi nombre y mis apellidos, con el fin de buscar empleo y tener un canal de imagen para empresas que me buscasen, ya que a menudo he oído que te buscan para asegurarse de que no eres una psicópata antes de  hacerte una entrevista. Pues bueno, una de esas personas... me ha encontrado.

No es una persona de la que tenga recuerdos nocivos, pero las ultimas veces que nos encontrábamos por la calle pasaba de mí como si yo fuera un fantasma. Al principio me dolía, pero fui olvidando o al menos dejando de lado esa parte tan dolorosa de mi vida. Hoy me gustaría confesar una serie de cosas.
Yo he sufrido acoso escolar. Y no uno o dos años...desde que cumplí los siete años hasta los dieciocho.

Primero por parte de una monja de mi primer colegio, dicho colegio sólo era de niñas y lo llevaban las monjas del Sagrado Corazón de Jesus, cuyo nombre era Sor Encarnación. Esta "señora" por llamarla de alguna manera, dedicó su tiempo a derribarme  la autoestima  a través de humillaciones, desprecios, burlas y toda tortura mental que se os pueda ocurrir. Afortunadamente, no recuerdo demasiado porque para poder superar la rabia contenida he tenido que olvidar muchas cosas. Tengo dos recuerdos que no he podido borrar.

1) Cuando me hizo sentarme a un lateral de la clase diciendo en voz alta que yo era un monstruo. Solo recuerdo esa frase y todas las burlas de los niñas a las que ella alentaba a que me insultaran.
2) Cuando por más que me esforzara para escribir bien, nunca se me permitía usar el bolígrafo. Os parecerá una tontería, pero el premio de escribir bien era pasar del lápiz al bolígrafo. Y yo por más que esforzase, no lo conseguía e iba viendo cómo todas las niñas de la clase acababan usándolo y yo tenía que usar el lápiz porque mi letra jamás le pareció aceptable a esta religiosa.

Cuando mi madre en casa, veía que yo le pegaba a las muñecas llamándolas por mi nombre, comenzó a sospechar que me pasaba algo y cuando fue a hablar con la madre superiora, ésta, protegiendo a la otra monja, no permitió que mis padres pudieran hablar cara a cara con ella. La solución fue sacarme del colegio. Así se solucionaban estas cosas en los años ochenta.

He contado con más detalle mi paso por el colegio de monjas porque fue el inicio de mi tragedia. Pero no acabó ahí. Después me pasaron a un segundo colegio, donde me siguió pasando lo mismo, porque yo ya estaba "marcada", porque nadie se dio cuenta de que necesitaba ayuda psicológica para llevar una vida normal con los demás niños. El patio del colegio es un reflejo de la realidad actual, están los abusones y sus seguidores , los de este grupo huelen en el aire la inseguridad y el miedo de los perseguidos....y en el otro estamento, los perseguidos. Y yo estaba en el segundo. Mi abstracción mental fue mi vía de escape, pero todos los días ir al colegio era una pesadilla, porque volvieron las burlas, los desprecios, las agresiones, etc..
Y todo esto bajo la mirada de un grupo de profesores del opus dei que en vez de ver la realidad, me tachaban a mí de ser el problema. Y así fue mi vida, hasta que cumplí los dieciocho y empecé a despertar como las plantas cuando salen del letargo invernal y llega su primavera, donde por fín pueden ver sus propias flores.

El acoso escolar es  terrible. Y va acompañado siempre del miedo de los propios padres a enfrentarse contra un colegio o de su propio desconocimiento. Y siguen repitiéndose los casos...

Una menor se suicida en Ciudad Real porque no soportaba más el acoso escolar.
Cinco casos sonados de acoso escolar.

Ahora, volviendo al presente. Me doy cuenta de que el mundo sigue siendo ese patio del colegio. Pero yo no soy la misma niña. Ahora sé lo que es que tus amigos te quieran tal y como eres y soy muchísimo más fuerte que antes, aunque me sigue sorprendiendo la incapacidad de algunos a la hora de amar y tener empatía. No sé si las intenciones de esta persona son buenas, si de verdad  quiere retomar el contacto conmigo, pero sea como sea, no será lo de antes. Hace demasiado frio ahí afuera como para que yo abra la puerta y se me cuele una borrasca. No le deseo nada malo, pero ...no la quiero en mi vida.

Quedaría guay decir que he pasado por mil psicólogos para superar mis traumas, pero es mentira, los he superado yo solita, no todos, pero sí bastantes,  es menos glamouroso...pero esa es la verdad.

Pero me ha sorprendido mucho que alguien quisiese saber de mi vida después de tanto tiempo, supongo que es otra forma de buscarme de nuevo para resarcir sus miserias sobre mí. Sí, soy millones de veces más desconfiada que antes. Al menos con esto, he vomitado lo que necesitaba para seguir adelante con mis sueños. Porque hay que impedirle a los malvados que te lastren para que no puedas conseguir tus sueños y luego se atrevan a llamarte perdedor.

Ya está bien de huir del pasado....



P.D: Tengo que aclarar que no le tengo rencores a la Iglesia porque al igual que monjas malas, he conocido monjas que son unas bellísimas personas,que dedican TODA su vida al servicio de gente que está ABANDONADA por la sociedad. He sido voluntaria en las Hermanitas de los Pobres y os puedo asegurar que no hay nada mejor para la curación espiritual el darse cuenta de que sí que hay gente que cree a pie de letra en Cristo. Y que sí saben cómo amar al prójimo como a uno mismo. Y gracias a ellas, soy creyente.

P.D: Respecto a los opusianos,  jamás me he encontrado con alguno que no fuese elitista, clasista y despreciable.