jueves, 29 de marzo de 2012

Tristeza

A veces es mejor vivir la tristeza en silencio, sobretodo cuando te das cuenta de que la gente se aleja de ti porque no quiere que le amargues el día, también porque estás tan triste que no sabes ni cómo explicar lo que sientes. La peor parte es cuando te das cuenta de que estás terriblemente mal y no puedes ni llorar. Y quieres llorar...



Cuando todo lo que escuchas a tu alrededor ...es nada. Cuando ves que la noche se hace agónica porque te mueres en tu propia soledad y angustia y no eres capaz de coger un solo numero de teléfono para contarselo a alguien. Entonces te das cuenta de que esta noche tu única compañía es una vela perfumada y la luz azul de un flexo que te recuerda un poco de amor.

Abres la ventana y hay una farola con luz naranja, un silencio solo roto por el paso de coches por una carretera apenas iluminada. No hay estrellas en el cielo, sólo una...que parece que esta noche es la suplente de la luna. Pero no importa, a lo lejos se ven muchas más luces de barrios cercanos a mi casa. Tanta gente viviendo cerca...y yo con esta soledad nocturna.

sábado, 24 de marzo de 2012

Historia de un desengaño, "Niyura, la corona de los elfos"

De todos los libros que me he leído de literatura fantástica, este es sin duda, el peor de todos. No pienso pedir perdón por la dureza de mis palabras hacia esta novela. Ahora contaré el por qué me parece tan mala y de verdad que voy a intentar ser objetiva.



Portada


Y esta la contraportada, cuya sinopsis leí en la revista de Círculo de Lectores y me engañó completamente.




AVISO.....SPOILERS A CASCOPORRO....

Principalmente mi desengaño fue por el argumento. Voy a hacer un breve resumen del argumento sin ser tan odiosa o tan benevolente, según se mire, de evitaros el tener que llorar de angustia al final, al ver que el final ...y todo el desarrollo de la novela es sumamente predecible. Vamos a ver...

1. El comienzo:
Al inicio de la novela, la autora nos presenta dos personajes. Scapa, un jovencísimo ladrón moreno y Arane una niña ladrona rubia y  más pequeña . Juntos consiguen robar las llaves de la prisión de Kaldera, la ciudad donde viven, y unas pocas monedas. Deciden venderle las llaves a Afarell, el perista,  un elfo de los pantanos que se dedica a  comprar y vender cosas de estraperlo. Afarell les tima y se quedan sin las llaves por unas míseras monedas de cobre.

Lo siguiente que te explican en la novela son los anhelos de los dos crios de hacerse con el control de Kaldera, que por cierto, me parece un nombre ridículo para una ciudad. Y estos anhelos empujan a ambos a ir a por el jefe de una tribu urbana de niños ladrones que tiene al resto acojonados. Y se lo cargan. Con eso consiguen el control del gremio en la ciudad.

Siendo preadolescentes y con el ansiado poder, parece que nada puede detenerles. Pero un día, Arane se levanta de la cama y le dice a Scapa que ha tenido una visión ( vaya por Dios....que casualidad) y se va. Scapa piensa que ha ido a la ciudad como algo normal, pero pasan las horas y Arane no vuelve.

Lo ultimo que alcanza a ver Scapa cuando la está buscando por la ciudad, es que se la llevan escoltada un puñado de elfos de piel gris. Y da por hecho que la han capturado para cargarsela. Y aquí acaba la primera parte.

Esquema argumental, personaje carismático desaparece de forma misteriosa y el resto de personajes le dan por muerto/a. En este punto del libro pensé y acerté más adelante que la chiquilla volvería como un personaje más importante. No voy a ser tan mala de estropearos la lectura, pero efectivamente ocurre más adelante y no diré cómo ni en qué se convierte.

2. La llamada al viaje.

Aquí nos presentan otra trama. Nill es una elfa que vive con su madre adoptiva, que es más mala que un dolor en las partes nobles y...¡oh! casualidad...no es elfa, es medio elfa, y el resto del pueblo se ríen de ella por sus orígenes poco nobles. Otra cosa predecible, personaje despreciado encuentra objeto sagrado y tiene que ser la/el portador de tal hasta llegar al destino que la persona más sabia del pueblo le dice que tiene. Efectivamente, así ocurre. Sólo que en esta ocasión a la pobre Nill le dicen que tiene que ir sola.

FIN DE SPOILERS

Y el resto de cosas que me fastidian, además de lo predecible que es todo, son los nombres elficos que usa la autora que parecen sacados de una novela arabesca.  Kaveh, Mareju, Arjas, Erijel y que estos personajes además no tienen carisma, sólo están ahí para medio contrarrestar la metida de pata de dejar a una chiquilla que no sabe valerse por sí misma en ese viaje que tiene que hacer. No os diré lo que tenían que hacer exactamente con el objeto sagrado porque de verdad, si pretendéis leerla alguna vez, me cargaré la poca sorpresa argumental que tiene.

No sé si me he vuelto muy exigente con el argumento de las novelas o si es que soy una adivina literaria...pero me fastidia mucho que con pocas cosas que me den ya averigüe lo que va a ocurrir y me gasté en este libro aproximadamente 20 euros. Muy mal aprovechados esos 20 euros, y otra cosa que aconsejo. Si sois lectores de literatura fantástica más que de otra cosa, no os metáis a Círculo de Lectores, porque cada mes por narices os tenéis que gastar en algún libro y ellos en lo que respecta a este ámbito, no están especializados. Quiero decir, que ofrecen de todo, pero en lo que respecta a esto, no ofrecen NADA interesante. Elegí esta mierda porque era lo más afín a mis gustos que había y la sinopsis me había parecido interesante. Metí la pata hasta la cordillera dorsal atlántica. Y me arrepiento.

Estoy escribiendo esta crítica con desgana porque me dejó muy mal sabor de boca,  la idea de contar esto, lo cierto es que me salió  en una conversación con mi amiga Estelwen y hacía ya mucho tiempo que me la había leído. Pero no se me ocurrió antes advertirle a la gente sobre lo mala que es la novela y de ahora en adelante, antes de comprarme un libro me aseguraré que gente de mi confianza me hace una buena crítica de él.

Espero no haber desanimado a nadie con sus pretensiones para con esta novela. Puede que alguien la lea y le guste, cada uno tiene sus gustos oye, pero me pareció un autentico moñigo mal cagado. Así de bruto lo digo y así de gusto me he quedado.


domingo, 11 de marzo de 2012

Un héroe de la constancia.

Siempre me he sentido atraída por la cultura japonesa.

A menudo me he maravillado de la gran virtud que tiene este pueblo. La constancia. Los japoneses no consiguen grandes cosas porque sean inteligentes, con esto no quiero decir que no lo sean, como en todos los países habrá gente inteligente y gente que no lo sea, pero lo que es factor común de la civilización nipona es la constancia. Y debo admitir que una de las herramientas nuevas que estoy experimentando para conseguir mis objetivos para junio es esta virtud.

Uno de los ejemplos de lucha, esfuerzo y superación que este gran país ha dado es el señor Soichiro Honda. Por su apellido os imaginaréis que es el fundador de Honda Corporation.



Nació el 17 de noviembre de 1906  en el pueblo de Hamamatsu, su padre tenía un taller de reparación de bicicletas, así que su pasión por la mecánica le tenía que venir de familia, de hecho a menudo le pedía a su abuelo que lo llevara a ver una máquina de las que quitan la cáscara al arroz en una granja vecina. Fue muy mal estudiante, de hecho según palabras de él, pésimo. Tenía la cabeza siempre entre sus adorables piezas de máquinas e incluso pensaba que tener un diploma era menos útil que una entrada de cine usada, al menos con la entrada, decía, veía una película, pero con un diploma según él no estaba muy seguro de poder entrar en la vida.

A los 15 años se mudó a Tokio para trabajar en una empresa de automóviles llamada Hart Shokai, curiosamente lo que tenía que hacer era cuidar al bebe de su jefe. Más tarde a los 21 años ya era todo un experto mecánico y le ofrecieron un puesto como jefe en la sucursal de su pueblo natal. Pero a Soichiro no le gustaba ser un ejecutivo y tomó una decisión. Todo lo que tenía lo vendió y compró un taller para desarrollar una idea, el concepto de un aro de pistón. Su objetivo era vendérselo a la Toyota Corporation y trabajó día y noche, se ponía de grasa hasta los codos y llegó a dormir en el propio taller. Incluso vendió las joyas de su mujer para seguir en el negocio porque estaba muy convencido de su idea.

Cuando finalmente acabó el aro de pistón y se lo presentó a Toyota, la empresa le dijo que no tenía la calidad que exigía la empresa. Le enviaron de nuevo a la escuela y allí tuvo que aguantar todo tipo de burlas de sus compañeros de clase que se reían de su diseño.

Pero en vez de hundirse y rendirse al dolor de la vergüenza, enfocó la experiencia para conseguir su objetivo. A los dos años, por fin Toyota le ofreció el contrato que él quería. Para llegar a este punto, el señor Honda no abandonó su sueño, apasionadamente trabajó hasta conseguirlo sin importar el qué dirán, ni cambiar la base de su idea, porque estoy segura de que algunos de sus compañeros le contarían su versión del pistón, pero él fue fiel a sí mismo, observó lo que funcionaba y lo que no, cambiando el método para conseguirlo y así fue como consiguió que la Toyota se diera cuenta de su valor. Y en esta empresa continuó desarrollando dicha idea.

Quiso formar su propia empresa entonces, pero el gobierno japonés que se estaba preparando para la Segunda Guerra Mundial le negó entregarle el hormigón para construir su fábrica. Pero él no abandonó por eso, no enfocó la atención sobre lo injusto que era la situación y por eso su sueño continuó vivo. Una vez más usó su experiencia y desarrolló otra estrategia. Él y su equipo inventaron un proceso para crear su propio hormigón y luego construir la fábrica. Durante la guerra, esta fábrica fue bombardeada en dos ocasiones y quedaron destruidos grandes sectores de las instalaciones fabriles. ¿Qué hizo Honda?. Convocó de nuevo a su equipo y recogieron los bidones extra de gasolina que habían desechado los aviones estadounidenses. Los llamó " regalos del presidente Truman" porque le proporcionaron la materia prima que necesitaba para su proceso de fabricación, esos materiales eran muy escasos en el Japón de la guerra y muy escasos y sin embargo a pesar de quedarse sin fábrica él los aprovechó.

¿ Creéis que todo acaba aquí?¡No!. Para colmo de males, un terremoto asoló la fábrica recién reconstruida. Entonces Honda decidió vender sus pistones a Toyota.

Después de la guerra Japón sufrió escasez de gasolina y el señor Honda no podía ni usar el coche para ir por comida para su familia. Entonces, desesperado, colocó un pequeño motor a su bicicleta a sabiendas de que sus vecinos le pedirían que hiciese lo mismo con las suyas, así que sacó todas las que pudo hasta que al final, se quedó sin motores. Quiso montar una planta para fabricar motores más adecuados a las bicicletas, pero no tenía dinero. ¿Entonces que hizo?

Le escribió una carta personal a 18.000 propietarios de bicicletas en Japón apelando a la movilidad que les daría su invento y de esos 18.000 convenció a 5000 para que le avanzaran el capital que necesitaba Sin embargo, su motocicleta solo se vendía a los mayores fans de la bicicleta porque era demasiado grande y pesada, asi que hizo unos ajustes finales y creó una motocicleta mucho más ligera, a la cual llamó "Supercachorro". Fue un absoluto exito y hasta el emperador le felicitó por ello. Más tarde, sus motocicletas se exportaron a Europa y Estados Unidos y después de ellas, los coches de Honda.

Honda ha llegado a crear 100.000 puestos de trabajo en Japón y Estados Unidos y se la considera uno de los grandes imperios de fabricación de coches de Japón. Y todo este éxito se debe a que un hombre de origen humilde decidió creer en su propia idea y desarrollarla pasara lo que pasara, no dejarse llevar por las circunstancias, sino comprometerse con su sueño al 100 %. Si tuvo éxito es porque tomó pequeñas decisiones diarias de forma constante que le llevaron a ello y el éxito es la consecuencia de un trabajo constante y de una lucha atroz contra el desánimo que nos puede dar a nosotros mismos, o en boca de gente que no se atreve a tomar esas pequeñas decisiones diariamente.

Si no se toman esas pequeñas decisiones día a día, sin cesar en el empeño. Un día te levantas de la cama y te das cuenta de que tu fracaso ha sido totalmente culpa tuya.

Me ha resultado inspiradora la vida de Soichiro Honda. A menudo me he quejado porque las cosas no me salían bien y echaba la culpa a mis circunstancias. Ahora sé que las circunstancias no deben controlarme y que sólo yo conseguiré el éxito que tanto ansío a través de la constancia.



sábado, 3 de marzo de 2012

La flor de París

Hoy tenía ganas de compartir con vosotros un pequeño proyecto que tengo en el cajón de " y cuando acabe la carrera....". Se me acaba de ocurrir hace un momento y como tenía el blog sin actualizar desde hace bastante, me he animado a enseñaroslo. Espero que os guste. Se llama "La flor de París", al menos de momento...


Bueno...aquí va...



En una sala espaciosa  en la que resaltan los tapices de color carmesí y borgoña, una doncella suspira ausente mientras el desfile de candidatos circula ante sus ojos haciendo alarde de su poder y riqueza. Ella, con sus ojos miel que brillaban como dos piezas de ámbar a la luz de las velas, llenos del agua de vida que diariamente falta, deseaba tan sólo unos instantes de soledad para poder llenarse de recuerdos de tiempos mejores.  Recuerdos del  mar al que invocaba buscando cualquier atuendo u objeto de color azul que le distrajese un momento al menos de su aburrimiento. Desde su mirada, todo podía leerlo y de no ser porque se sentía aturdida  hubiese podido levantarse y hablar con aquellas damas que con furia la criticaban al son de sus abanicos, sólo porque le interesaban más cosas que los polvos de belleza, la costura y los cotilleos de la corte.  Todos pensaban que eran los nervios que tenía al no decidirse por un marido, pero ella no tenía más que  nostalgia del viento salino que aun parecía acariciarle la cara como antaño.

Ni siquiera podía escuchar la música del cuarteto de violines que habían dispuesto para amenizarle la velada, aun con  los chillidos más agudos del violín. Ausente, miró de reojo la ventana que daba al jardín. La luz de la luna la llamaba en su otro nombre con su voz de plata. Ella entreabrió su boca,  el agobio del momento aun le daba más  hambre de libertad.

Un caballero se inclinó ante ella, apenas tendría unos 20 años. De forma cómplice la miró esbozando una sonrisa.

-          Yo también me aburro descaradamente mademoiselle- afirmó con su voz cálida en la mente de Charlotte. Ella atusó su pelo castaño con coquetería y apoyó su mano como un pétalo caído sobre la mano del joven quien le ofrecía una escapada de aquel lugar lleno de formalidad. Sus ojos buscaron los del joven y con intensidad le contestó.
-          Me alegro de encontrar a otro como yo, monsieur….
-          Lavignon- le interrumpió el joven, esta vez con su voz propia que salió de su garganta como agua de una roca.- si a vos os place pediré permiso a vuestra madre para que podáis tener un refrigerio ahí fuera, os veo cansada…

En apenas unos instantes, Charlotte pudo esquematizar la figura del señor Lavignon. No era lo que se dice un fornido caballero. Sino más bien larguirucho como una escoba. Tenía el cabello negro azabache, la piel blanca como un rayo de sol y los ojos pardos y oscuros, muy oscuros, tan oscuros  como un café. Su nariz era pequeña y recta y los labios jugosos. Era apuesto aunque de un modo extraño.
-          Sois muy amable monsieur Lavignon, no hay muchas personas a las que les importe lo que a  una mujer de dieciocho años pueda necesitar de verdad.
-          En tal caso, mi querida Charlotte, yo mismo seré su  mago libertador.  Y el primer truco que os mostraré  será la belleza  de la opulencia, quizá consiga acabar con vuestro aburrimiento.
-          Me alegra  tener  a un bufón a mi servicio- rió Charlotte mientras se deslizaba de la silla apoyando sus pies en el suelo. Casi de forma vaporosa acompañó a monsieur Lavignon que hacía tremendos esfuerzos por no estropear la galantería fingida a los ojos de monsieur   y  madam Dupont, quienes satisfechos de ver a su hija escoltada hasta ellos por un joven marques, daban por hecho que su querida hija ya estaba caminando hacia el altar.
-          A sus pies mi señora condesa…-besó Christian Lavignon la arrugada y fina mano derecha la mujer mientras ésta sonreía con aprobación- Señor…vengo a pedirle un pequeño espacio de tiempo para salir a la terraza con mademoiselle Charlotte….si fuera usted tan amable…
-          Oh, si, si, señor, tómese el tiempo que necesite, me imagino que dada la alegría de la fiesta necesiten ambos un refrigerio, este verano está siendo especialmente cálido..
-          No tanto como su bondad, señor…

La condesa ocultó su boca tras un abanico de encaje soltando una risotada de nerviosismo. Ni más ni menos que el  marques de Lavignon, no hacía más que pensar en que estaría en boca de todos los corrillos de las damas de Francia. Habría accedido incluso a darle la mano de su hija sin conocerlo en persona, pues era tal la fama del marques en cuanto a su fortuna y su educación exquisita que muchas de las jóvenes tan sólo hubiesen querido una mirada del muchacho para luego presumir entre cuchicheos en los palcos de la opera de Paris.

-          Ha sido un placer conocerlos en persona…discúlpennos…- se agachó Christian haciendo una elegante reverencia y se dispuso a acompañar a mademoiselle Charlotte lejos de aquel jaleo y aquel fuerte olor a perfume rancio.
-          Vanidad querida…ya lo sabes…la vanidad- sonrió de nuevo  Christian  a Charlotte mientras su complicidad  despertaba el recelo de muchas miradas de la sala que los veían alejarse  cruzando la puerta que daba a la terraza.